Periodistas Escolares

Despedimos Periodistas Ecolares con este video resumen del viaje

Carmen Cuadrado Aunque es solo un hasta luego, porque hemos creado una auténtica familia, el proyecto de Periodistas Escolares finaliza hoy 14 de diciembre y para celebrar todo lo vivido y aprendido os dejamos este video resumen del viaje a los campamentos de personas refugiadas saharauis en Tinduf, al sur de Argelia. Ha sido un recorrido largo, donde hemos aprendido mucho desde las aulas pero también algunas afortunadas hemos podido vivir un viaje que trasformó nuestra mirada. El 29 de octubre de este año 14 personas pusimos rumbo a la hamada argelina, de ellas 6 eran niños y niñas de 11 años. Pequeñas y pequeños periodistas escolares que fueron a encontrarse con sus compañeros y compañeras de Auserd, niños y niñas refugiados en los campamentos saharauis. Realidades totalmente diferentes, pero un espíritu y una esperanza común: luchar, alzar la voz y gritar por la autodeterminación del pueblo saharaui y por una infancia y un pueblo que nazca y viva por fin en libertad y en su tierra, el Sáhara Occidental. Esta aventura ha sido posible gracias a la solidaridad y el compromiso con el pueblo saharaui de muchas personas. Por supuesto, gracias a la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla y a todo su equipo; y a la financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID). Pero también gracias a la Comunidad educativa del CEIP Juan Carlos I, la Comunidad Educativa del CEIP Ágora, la Comunidad Educativa del Centro de Educación Primaria Abaidi Ahchij (Auserd, Tinduf), y la Comunidad Educativa del Centro de Educación Primaria Zargu Abderahman (Auserd, Tinduf). No hubiese sido posible sin todos los niños y niñas que han vivido y construido, desde la alegría y la ilusión, discursos nuevos sobre la realidad del pueblo saharaui que quedarán para siempre en sus trabajos de radio escolar. Gracias también a la Agrupación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Los Alcores (Alfarha) y a los medios de comunicación de El Viso del Alcor y Mairena del Alcor, así como otros tantos medios que se han hecho eco de nuestra aventura. En este video, realizado por Paula Álvarez, se puede reconocer la esencia de nuestro viaje y de lo que ha significado. Gracias a todas las personas que formaron parte de este equipo : Hugo, Roberto, Celia, Carmen, Lucía, Adriano, María, Álvaro, Belén, Macarena, Paula, Elena, Maro, Toufig, Mariam, Ghalia, Salec Hosein, Ghalia, Fatimetu, Jatri, Sidahmed, Yasin, Fatma, Salima. El mayor agradecimiento es para el pueblo saharaui y en particular para su infancia, por su capacidad de resiliencia y de esperanza, por su acogida, por su hospitalidad, por enseñarnos tanto con tan poco. Sin duda, nunca nos fuimos del todo y seguro que volveremos. SAHARA HORRA.  

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Éxito en las Jornadas Refugio

Las Jornadas Refugio por una Infancia Saharaui en libertad se celebraron en El Viso del Alcor en horario de mañana y tarde el pasado 1 de diciembre. En ellas se presentó el video de incidencia por una infancia Saharaui en libertad. El 1 de diciembre los periodistas escolares por un Sáhara Libre inauguraron el mes en unas jornadas llenas de ilusión, solidaridad y compañerismo. Casi 300 escolares de El Viso del Alcor y de Palomares del Río, de diferentes cursos, visitaron las Jornadas en horario de mañana para escuchar y descubrir todo lo que tenían preparado para contarles Lucía, Adriano, Hugo, Carmen, Celia y Roberto, los 6 periodistas escolares que el pasado mes de noviembre viajaron a los campamentos de refugiados saharauis al sur de Argelia en Tinduf. Se prepararon una presentación maravillosa, con mucho esfuerzo detrás, en la que cada uno de ellos y ellas explicaba desde su mirada como había sido un día en los campamentos de personas refugiadas saharauis. Después de su explicación que venía acompañada de una presentación con fotos y videos, hubo turno de preguntas y muchas manos curiosas levantadas. Tras una pequeña charla se proyectó un video resumen del viaje y finalmente se presentó el video de incidencia por una infancia saharaui en libertad. Este video es un material elaborado de forma participativa entre alumnado de 6º de Primaria del CEIP Juan Carlos I, el alumnado de los dos colegios saharauis, y el alumnado universitario de la Universidad Pablo de Olavide y forma parte de una acción de incidencia para sensibilizar a la población sobre las personas refugiadas y en concreto sobre la infancia saharaui y su realidad. por la tarde mucho más Después de descansar un poco los Periodistas Escolares volvieron a la acción a las 17:30 en esta ocasión en unas jornadas de puertas abiertas al público general donde contaron con el acompañamiento de representación institucional de El Viso del Alcor  y de Mairena del Alcor, así como con la presencia del Presidente de la AAPSS y del Delegado Saharaui en Andalucía. Los pequeños y pequeñas volvieron narrar su experiencia en los campamentos y se presentaron también los videos. Todo acompañado por música de la mano de Rodri y su guitarra. Los periodistas escolares lo acompañaron con sus veces en la última canción que fue la de la Marcha de mujeres al Sáhara. Fue una jornada intensa y llena de emociones que puso punto y seguido a una experiencia llena de esperanza, lucha e ilusión para remover conciencias y conocer la realidad de un pueblo, el saharaui, y de sus niños y niñas que llevan naciendo y creciendo en el refugio casi 50 años. Muchas gracias a todo el mundo que colaboró para hacer estas jornadas posibles. Ahora os dejamos con una selección de imágenes de ese día.

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Campaña de incidencia sobre la infancia refugiada.

«Periodistas Escolares 3.0. De la formación a la Acción» es un proyecto de EPD desarrollado por la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla y financiado por la AACID. Este video es el resultado de una campaña de incidencia diseñada por los Periodistas Escolares de Sevilla-Auserd y alumnado de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Forma parte de un largo camino de formación, cohesión grupal, solidaridad, radio escolar, viajes, descubrimientos y amistades que nos ha permitido conocer muy de cerca la realidad de la población saharaui refugiada y sobre todo la situación injusta que vive la infancia saharaui en el refugio. Niños y niñas de los colegios Juan Carlos I (El Viso del Alcor) y Ágora (Palomares del Río) en España y de los colegios Abaidi Ahchij y Zargu Abderahman (Auserd, Tinduf) han participado en esta experiencia que pretende lanzar una llamada a la acción, sensibilizar a la sociedad sobre la situación eterna y desesperada que vive el pueblo saharaui tras casi 50 años en el refugio y por ende su infancia, que nace y crece en la hamada argelina soñando con volver a su tierra, el Sáhara Occidental libre. Te necesitamos para hacer llegar a la sociedad andaluza esta realidad. COMPARTE Y DIFUNDE CON #periodistasescolares. GRACIAS A TODAS LAS PERSONAS GRANDES Y PEQUEÑAS QUE HAN HECHO TODO ESTE SUEÑO POSIBLE.

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Diario de viaje a los campamentos saharauis. Día 6.

Por Álvaro García, maestro del CEIP Juan Carlos I (El Viso del Alcor). Fotografías de Paula Álvarez, Salec Hosein y el resto del equipo de periodistas escolares. Sin darnos cuenta ha llegado ha llegado el último día del viaje. 6 días que han pasado ¡yahla, yahla! de un sitio a otra, de actividad en actividad. El viernes, es el equivalente musulmán al domingo europeo. Hoy no hay colegio y es día de descanso y eso, en el desierto, suena hasta redundante. Hoy podemos levantarnos un poco más tarde. Nuestra salida no está prevista hasta las 10; lo cual nos da para un descanso más prolongado y para un desayuno más sosegado. Y para que los que aún colean con la gastroenteritis puedan incorporarse al grupo con calma y en las mejores condiciones. El desayuno es un momento más para la vida en «familia». Y en los salones alfombrados de las casas nos reunimos después de haber retirado las mantas que nos sirven de colchón. El desayuno se sirve en dos mesas bajas de quita y pon, con paras plegables, que llegan rodando desde la cocina. En bandejas nos traen la comida y hoy, pan de más y otros alimentos para hacer bocadillos. Nuestros anfitriones saharauis, en particular las mujeres, nos ayudan con los bocatas después de prepararnos el té. Vamos a acompañar a la expedición de mujeres a la marcha reivindicativa en el campamento 27 de Febrero o Bojador («Bulldur»). Por eso todos y todas vestimos las camisetas moradas conmemorativas y salimos hacia el campamento denominado «de las mujeres» pasadas las 10 de la mañana en medio de un ambiente festivo. En la wilaya de Bojador hay más mujeres, fue fundado por mujeres y por tanto, tiene sentido que la marcha se celebre allí. Esta wilaya concentra diversos centros dedicados a ellas como el centro de artesanía y arte. Nuestra banda sonora suena fuerte esta mañana. La canción compuesta por Vicky Cuadrado se ha convertido en un himno y, desde luego, en nuestro estandarte. Sonará mucho tiempo entre las expediciones de cooperantes y medios de la AAPSS. En las voces de nuestros niños y niñas, y también de las mujeres, suena precioso. Después de 20 minutos en la carretera que separa Auserd de Bojador llegamos al paso de control de acceso a la wilaya. Es el lugar de encuentro y desde donde sale la manifestación rumbo al centro de juventud y cultural de Bojador. Las mujeres y las distintas expediciones de cooperantes pasean alrededor de una bandera gigante del Sáhara y nosotros nos sumamos a la marcha ataviados con cartulinas escritas de mensajes con la letra de la canción y con insignias pintadas en la cara y los brazos. El ambiente es festivo y, de nuevo, nuestros periodistas escolares son el centro de muchas miradas. Los niños y niñas saharauis, que hoy no tienen colegio, merodean la marcha, curiosean entre la gente y nos miran como queriendo entender tanta multitud en uno de sus campamentos. Las mujeres saharauis también cantan consignas incomprensibles para nosotros en una interminable lista de oraciones enlazadas que imaginamos piden libertad e igualdad en un mundo que, si es difícil ya de por sí, imaginad en unos campamentos de refugiados y con el islam como elemento dominante. Avanzamos entre comercios y casas, entre coches y algunos soldados de protocolo hasta el centro de juventud donde finaliza la marcha y se lee el manifiesto. En un escenario lleno de color se coloca la bandera saharaui y algunas pancartas más. Las fotos son maravillosas y el simple hecho de reunir a tantas mujeres que salen de las rutinas de sus casas ya es un paso más hacia la igualdad y la evolución de una sociedad estancada en este y otros aspectos. Aprovechamos para visitar un taller de arte donde venden cuadros hechos con arena pintada, camisetas, pulseras, collares y teteras metálicas, las tradicionales saharauis, decoradas con motivos coloridos. Como partiremos por la noche, gastamos los dinares que cambiamos el primer día en el mercado y compramos algunas camisetas y abalorios. El vendedor, un saharaui cincuentón, delgado y ataviado con un turbante, está haciendo una venta extraordinaria con nuestra compra. Tras cargar nuestras mochilas con regalos para nuestras familias, nos llevan a un centro de arte de mujeres. El centro es un lugar confortable, amplio, fresco, con varios espacios para los talleres. En él se observan hornos de cocción para barro y cerámica y mesas de trabajo. En una de las puertas se pueden ver los logotipos de la Diputación de Sevilla y el Ayuntamiento de El Viso del Alcor, los cuales han financiado actividades y talleres para el desarrollo, la igualdad y la emancipación de uno de los sectores más importantes de la sociedad saharaui. En el centro se habla de feminismo, del papel de la mujer, del camino por recorrer. Almorzamos en unas alfombras en el suelo después de hacer algunas compras. Compartimos con las mujeres saharauis del centro nuestros bocadillos y alguna fruta, patatas fritas de paquete y refrescos que amablemente nos ofrecen. Hoy, igual que el miércoles y el jueves, conectamos en directo a través de videollamada con Canal 12 de El Viso. En las jornadas anteriores han intervenido las niñas, los niños y Macarena, como madre del grupo. En esta ocasión, en el programa de Dany, intervienen Carmen Cuadrado y Paula Álvarez, las coordinadoras del programa Periodistas Escolares y cuentan los logros del programa y las vivencias de los chicos y las chicas. Pero ninguno de los esfuerzos que hacemos para pormenorizar lo vivido estos días consigue ni de cerca reflejar tantas emociones como las que recogen las miradas, los gestos, los juegos o la empatía. Nuestra labor de difusión se está viendo multiplicada por medios como Canal 12 o por las redes sociales de nuestros colegios y la AAPSS. Las familias nos siguen con atención y en nuestras familias hay seguimiento prácticamente al minuto, de toda la actividad del grupo. Nos sentamos con las chicas del centro de arte a conversar. Son

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Podcast desde el refugio saharaui

Este documento sonoro único fue producido y grabado por completo en los campamentos de personas saharauis refugiadas en Tinduf (Argelia), concretamente el 1 de noviembre de 2022 en la Wilaya de Auserd, gracias al proyecto Periodistas Escolares 3.0 facilitado por la AAPSS y financiado por la AACID. Lo protagonizan los periodistas escolares saharauis y los periodistas escolares visitantes de El Viso del Alcor y Palomares del Rio (Sevilla). Presenta, Álvaro García (maestro del CEIP Juan Carlos I) ; en el control técnico y producción, Carmen Cuadrado (AAPSS). En la producción y redacción: Paula Álvarez (AAPSS), María Ledesma (maestra del CEIP Ágora) y Salec Hosein (AAPSS). Traductores: Toufig Salama (AAPSS) y Mariam Musa (AAPSS). Gracias eternas a los verdaderos protagonistas, los Periodistas Escolares y las Periodistas Escolares: Ghalia, Fatimetu, Jatri, Sidahmed, Yasin, Fatma, Salima, Hugo, Carmen, Roberto, Celia, Lucía, Adriano. También gracias a Elena, Maro, Belén y Macarena, indispensables para este grupo. Gracias a todos y todas los que hicieron posible este programa lleno de verdad y de dignidad. 💚SÁHARA LIBRE💚💚POR UNA INFANCIA SAHARAUI LIBRE💚

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Diario de viaje a los campamentos saharauis. día 5.

Por Álvaro García, maestro del CEIP Juan Carlos I (El Viso del Alcor). Fotografías de Paula Álvarez, Salec Hosein y el resto del equipo de periodistas escolares. No fue la noche tan dura como se suponía que sería. Pero los síntomas de la gastroenteritis no remiten. Paula ha caído esta mañana. Sin embargo, nadie quiere perderse ninguna actividad a no ser que sea absolutamente necesario. Hemos desayunado ligero, con cuidado. Los niños y niñas se encuentran bien y todo lo devoran. El pan, la leche, los zumos, alguna magdalena y aún les da el cuerpo para sacar embutido de cerdo y meterlo en un pan. Un poco de jamón no hace mucho daño al estómago, ¿no? Paula se queda. No puede separarse mucho del baño. Así que el grupo se sube al bus donde nos esperan Mitji y Salek. Esta mañana el programa es muy completo y tenemos que recuperar una parte de actividades previstas para ayer. Así que nuestra primera parada es el centro juvenil gestionado por voluntarios que visitamos ayer y que tanto gustó a los niños y niñas. 12 años de actividad voluntaria han conseguido un centro bien equipado que programa excursiones y actividades y que complementa la oferta educativa de las Madrazas. Tiene mérito sabiendo que en esta tierra cuesta que germine una semilla, máxime si es un proyecto de índole social y de esta envergadura. Salek, su director, nos espera ataviado con el traje de gala saharaui: una especie de chilaba hasta los pies de color claro y bordados dorados en el pecho. Un grupo de mujeres, con trajes típicos muy parecidos van a amenizar la mañana. Todas ellas son voluntarias y visten sus mejores galas. Su cara, protegida o maquillada con diversos productos para parecer más blanca. Alguna mujer nos contaba anoche que el afán de las mujeres es tener un color claro, el sol les estropea la piel, pero que los hombres les gustan morenos; para así aparecer en las fotos aún más blancas. Aunque no todas las mujeres pueden hacerlo ya que algunas tienen rasgos africanos y el color de la piel oscura, quizás con antepasados mauritanos. Una veintena de niños nos espera en el patio del centro sentados sobre un suelo alfombrado y rojo. Son las 10 de la mañana, pero hace calor. Así que algunos cooperantes nos agolpamos cerca de las zonas con sombra. Comienza un acto alegre y las mujeres saharauis cantan y bailan piezas típicas y nos reproducen el típico grito saharaui moldeado con movimientos rapidísimos de la lengua. No todas las mujeres saharauis saben hacerlo. Nuestros periodistas escolares salen a bailar invitados por las chicas mientras que los saharahuiyos y saharahuiyas nos miran asombrados. Hoy es día de colegio y no alcanzamos a comprender por qué esos pequeños y pequeñas no están esta mañana en la madraza. Tienen aspecto de ser más pobres que el resto. En los campos de refugiados también hay situaciones familiares diferentes. Salek nos invita a entregar premios de agradecimiento a los voluntarios y voluntarias que han trabajado durante 12 años en el centro, una especie de brigada de trabajo educativo. Roberto, Adriano, Hugo, Carmen, Lucía y Celia colaboran. No se dan cuenta, pero son las estrellas de la expedición de cooperantes. Pasamos adentro. Nos espera un desayuno suculento sobre una mesa alargada después de visitar las distintas aulas. Carne de camello seca, pasta de centeno, centeno tostado en grano, zumos, leche de cabra y camella y otros productos típicos delicadamente colocados hacen las delicias de los cooperantes. Es quizás la muestra de comida más diversa que hemos disfrutado. Todo extraño, pero riquísimo. Protocolo nos llama para la siguiente visita: la escuela de enfermería de Dajla. Un centro contiguo al hospital donde se forman chicos y chicas jóvenes que en el futuro trabajarán en los dispensarios de las dairas o en el mismo hospital. Nos recibe su directora en un perfecto español y nos hace entender la importante labor que desarrollan. Las chicas y chicos parecen entender que la salud, siempre, pero en esta tierra más, es una cuestión prioritaria. Nos enseñan algunas clases y también el laboratorio equipado con diverso material sanitario y varios maniquíes para aprender a reanimar, atender o tratar a las personas y, ¿cómo no?, asistir un parto. A nuestros periodistas les llaman la atención, sobre todo, los maniquíes y, mientras la directora habla, ellos husmean y toquetean diverso material, les sacan algún pulmón o riñón a los maniquíes o se ríen con el aspecto de un esqueleto un poco destartalado. Ya contamos que en Dajla hay más agua. Por eso podemos encontrar más plantas en diversos lugares. El patio de la escuela de enfermería tiene 2 jardineras grandes en el centro, que ocupan casi todo el espacio, y que contienen 2 pequeños arbolitos que dan una sombra muy agradable. Salimos de la escuela de enfermería y pasamos a la puerta contigua donde nos espera un chico espigado, con barba y una bata blanca. Es un doctor del hospital que nos va a hacer de cicerón en la visita a pesar de estar de servicio. No es época de diarreas, ni de otras enfermedades; así que el hospital está tranquilo. El doctor es un chico joven, estudiado en Cuba, en un centro en Guantánamo, por lo que habla un español fluido que ya no es tan fresco como antaño. El hospital es un edificio de una sola planta. El patio central da acceso a la puerta de urgencias y a la puerta de las consultas. Las consultas están abiertas desde las 8 hasta las 12. A partir de esa hora, se atiende a todo el mundo por urgencias, donde siempre hay un médico. Pasamos por las consultas de especialidades. A pesar de ser un centro pequeño, hay consultas para pediatría, oftalmología, ginecología y alguna especialidad médica más. Entramos incluso en el laboratorio y en algunas de las 3 estancias para ingresados. Apenas hay nadie enfermo y sólo hay 2 personas en observación. La red de atención social y

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Diario de viaje a los Campamentos saharauis. Día 4.

Por Álvaro García, maestro del CEIP Juan Carlos I (El Viso del Alcor). Fotografías de Paula Álvarez, Salec Hosein y el resto del equipo de periodistas escolares del CEIP Ágora (Palomares del Río). Suena la llamada al rezo de las 6. Inmediatamente después, nuestro despertador. Apenas tenemos tiempo de doblar las mantas que nos sirven de colchón y acicalarnos un poco cuando vienen a recogernos. El sonido del motor del minibús, se escucha en la puerta de la casa donde duermen Paula, Macarena, Elena, Roberto y Adriano. Carmen no se encuentra bien. Yo, tampoco. Algo debimos de comer anoche que nos ha revuelto la tripa. Acostumbrados a la extrema esterilización europea, cualquier cosa aquí ha podido causarnos este episodio de diarrea. Nuestros cuerpos no llegan a los límites que los de los saharauis, hechos a la dureza del clima, la arena y las condiciones higiénicas. Partimos rápido para Rabouni. Estamos cansados, pero en el ánimo se adivina la ilusión de un nuevo día y la expectación por saber qué nos encontraremos hoy. La luna y las estrellas nos acompañan por la carretera de asfalto que nos despide de Auserd hasta nuestra primera parada en el centro de protocolo de Rabouni, donde se alojan los cooperantes que se quedan en los campamentos en estancias más prolongadas. Mientras llegan las expediciones de Cádiz, México y la de mujeres, esperamos en Rabouni al calor de un café que nos ha traído, amablemente Toufig, nuestro eterno acompañante saharaui. Los conductores se saludan con alegría. Aunque vivan en distintos campamentos se conocen y si no se conocen, da igual. Los saharauis tienen una hospitalidad extrema y cualquiera se sienta a tomar el té en cualquier casa y se saludan como hermanos. Lo mismo con nosotros, donde en las casas en que nos alojan nos consideran familia. 175 kms más de carretera asfaltada en mitad del desierto nos llevan hasta Dajla. El paisaje apenas cambia: una llanura árida, ocre, pedregosa a ambos lados de la carretera que se pierde en el horizonte. Cuando viajas por esa carretera es inevitable preguntarse cómo los antiguos saharauis se orientaban para ir de un campamento a otro. Una breve parada en mitad del camino para homenajear a un médico español muerto en accidente de tráfico en este mismo lugar nos reúne a toda la expedición alrededor de un monolito. Los niños aprovechan para jugar con Toufig, que les ha traído una pelota. Fútbol en mitad del desierto. Quién se lo iba a decir. La bajada por un altiplano y el control de seguridad saharaui dan paso a las primeras casas de Dajla. El aspecto de este campamento es muy parecido al de Auserd, quizás da sensación de un urbanismo más ordenado. A pesar de eso, las casas de ladrillo o cemento, da la sensación de que se han puesto en el lugar que les pareció mejor. En Dajla hay algunos árboles. Árboles grandes y frondosos. Apenas una decena, agrupados en 2 o 3 zonas cercanas, pero sorprende su verdor en los colores anaranjado y gris del paisaje. Aquí hay más agua y, por tanto, este es un lugar mejor. Nos reciben todas las autoridades de Dajla en el edificio de la wilaya, que es como el Ayuntamiento. El gobernador y diversas personalidades nos esperan en fila para el saludo protocolario. Casi todo el mundo nos saluda en castellano. Nosotros estrechamos las manos de los hombres y hacemos un gesto con la mano en el corazón con las mujeres, a las que no se puede tocar. Las chicas sí reciben el caluroso abrazo o apretón de manos de mujeres ataviadas con su melfa. Las saharauis quieren tener la piel clara, por lo que algunas llevan, incluso, guantes y la cara tapada. Nos sentamos en una sala enorme, dentro de un edificio bien acondicionado con baños, aire acondicionado, techo aislante, muchas sillas y megafonía. El gobernador y los miembros de las distintas asociaciones y colectivos hacen emocionantes discursos y todo el mundo coincide en perpetuar la lucha y el deseo de autodeterminación. Las mujeres han hecho una canción que ya ensayaban en el avión y que nos enciende el alma. Seguimos con la visita. Los distintos grupos se dividen. Los Periodistas Escolares vamos con un grupo de mexicanos a la escuela secundaria. Decenas de adolescentes aguardan en la puerta con sus guardapolvos azules y rosas. Los adolescentes tienen un aspecto diferente a los niños. Su ropa está sorprendentemente limpia, como la de los adultos y las chicas ya no tienen esa imagen desaliñada. Pañuelos, trenzas y algunas tienen guantes. Nos esperan con saludos en castellano. Con curiosidad. Un poco avergonzadas ellas, que muestran poniendo sus manos delante de la boca o la cara. Descarados ellos, con algún que otro grito, chulería o consigna en español para llamar la atención. La escuela secundaria 10 de Mayo parece nueva. Nos recibe su director. La estructura es igual a los de los colegios, con el patio central y la bandera saharaui ondeando. Las clases son bonitas, bien pintadas. Ventanas de aluminio y olor a nuevo. En las aulas hay más alumnado que en los coles. A esta escuela vienen chicos y chicas de 4 dairas colindantes. Pasamos a ver los laboratorios. Están nuevecitos y tienen unos fregaderos a estrenar. Entramos en una clase, nuestros Periodistas se presentan y la timidez inicial da lugar a un alboroto adolescente típico de esta edad. Estudian arte, lenguas, matemáticas, sociales… También hay una sala de informática y un local donde otro grupo ensaya teatro. La visita nos lleva hasta la guardería. Esta visita es la más tierna. La directora nos lleva clase por clase y vemos a niños y niñas desde 1 a 3 años. Ellos cantan para nosotros y nos miran atónitos. Quizás nunca hayan vivido un revuelo como este y miran a la multitud desde sus sillitas unos con simpatía, otros con miedo. Es el momento de carantoñas. Nuestras niñas están encantadas en la guardería. Macarena y Belén, las mamás, miran a los bebés con ternura.

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Diario de viaje a los campamentos saharauis. Día 3.

Por Álvaro García, maestro del CEIP Juan Carlos I (El Viso del Alcor). Fotografías de Paula Álvarez, Salec Hosein y el resto del equipo de periodistas escolares. Amanece en los campos de refugiados. Apenas son las 7 de la mañana, pero las primeras luces asoman las siluetas de hombres y mujeres que silenciosamente se mueven por las calles llenas de arena. A las 6 suena la primera llamada al rezo y mucha gente se levanta y, después de la oración, baja a comprar un poco de pan y, quizás, un poco de leche. Salimos pronto para Rabouni. Las calles de arena dan lugar a una carretera asfaltada. Cosas de la modernidad, pero el asfalto ha facilitado las comunicaciones entre wilayas. Es imposible, siquiera, imaginar cómo los saharauis se movían de un lugar a otro en un paisaje árido, sin referencias. Rabouni es el centro administrativo de la RASD. Allí se concentran algunos de los organismos gubernamentales y por sus calles se observa más movimiento, la vida es un poco más efervescente. En Rabouni está el Museo de la Resistencia, un lugar custodiado por militares donde se recogen los vestigios de una guerra demasiado larga. Nos esperan 3 militares de edad. Nos explican con orgullo y con la seriedad protocolaria propia de las altas personalidades todo lo referente a la historia del exilio y la ocupación del Sáhara Occidental. Su explicación es muy rigurosa. Se esfuerzan en desmontar los argumentos internacionales que justifican la invasión del territorio saharaui por parte de Marruecos. Diversos mapas y documentos históricos nos aclaran, por si no lo sabíamos, que el Sahara Occidental nunca en la historia tuvo antepasado marroquí. Su independencia como colonia de Francia se produjo en 1951 y el Sáhara Occidental siguió siendo colonia española hasta 1975. Diversas salas recogen documentos de inteligencia, informes sustraídos a Marruecos, fichas de militares presos o desaparecidos… otras, armas y material bélico como jeeps, ametralladoras, fusiles de asalto, lanzagranadas, carros blindados y camiones de transporte. En el patio el esqueleto de un F1 Mirage, un caza marroquí derribado por las tropas saharauis. Toufig nos traduce las peripecias de un ejército primitivo que, apenas sin medios, sobrepasa el muro levantado por Marruecos a lo largo de 2720 kms una y otra vez para derrotar al invasor. Un muro que separa los territorios ocupados y los ya liberados y también, a muchas familias saharauis. Alrededor del muro, más de 8 millones de minas antipersonas permanecen activas. Muchas de ellas, ya desactivadas, se encuentran expuestas en el Museo de la Resistencia. Verlas es sobrecogedor. Los militares saharauis nos explican que, de noche, el ejército saharaui se adentra en posiciones marroquíes tanteando el terreno con palos para encontrar las minas y poder desactivarlas y así llegar hasta el muro y dañar a las defensas de Marruecos. El muro cuesta al reino marroquí 4 millones de dólares diarios. 160.000 soldados, baterías de defensa, vehículos blindados, aviones de combate y, últimamente drones guiados por GPS uno de los cuales yace destrozado en el museo. Fecha de fabricación 2021, origen, Israel. Nuestros periodistas escolares, grabadora en mano, han hecho diversas entrevistas a nuestros anfitriones y han tomado nota de todo. Esta tarde tenemos grabación. Nos despedimos y en las caras de los militares saharauis el agradecimiento y el orgullo de sus gestas. Tras el Museo, nos llevan a AFAPREDESA, la asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis. Escuchamos con atención el testimonio de un miembro de la asociación. Cientos de saharauis han desaparecido o han sido capturados durante el conflicto. Nuestras niñas y niños miran asombrados mientras sostienen una grabadora y hacen preguntas curiosas. Están aprendiendo los horrores de la guerra. No sé si pueden imaginar el dolor que supone perder a un ser querido y desconocer su estado o paradero. La asociación intenta velar por el respeto a los derechos humanos en juicios y procesos; así como a asesorar a diversos organismos en cuestiones que tienen que ver con la guerra y con los derechos de las familias. Nos enseñan diversas resoluciones y documentos judiciales y todos esperan que la guerra llegue a su fin y que el pueblo saharaui pueda decidir su futuro. Volvemos a Auserd impactados por el relato de la guerra, por la historia de dolor y por el sufrimiento que genera el ansia de poder en un mundo que se olvida de las vidas humanas si de dinero se trata. Vuelta a casa. Hora de la comida. En nuestro apretado planning, tiempo para producir. Producir radio. Porque para eso hemos venido. Nos encontramos con los periodistas escolares saharauis en el primer colegio al que acudimos, de nombre impronunciable. Carmen y Paula han preparado todo el montaje técnico y, antes de la comida María, la seño del cole de Palomares, y yo preparamos el guion y una parte del contenido del podcast que íbamos a producir. Macarena y Belén, las mamás de Roberto y Carmen, se afanan en darle forma junto a los niños a las entrevistas y presentaciones que ellos van a realizar. Grabamos. Los niños y niñas se sientan alrededor de una mesa rectangular coronada con micrófonos. Relatamos el trabajo del día y los niños cuentan sus impresiones sobre el Museo de la Resistencia y AFAPRESESA, sobre el conflicto y sobre la vida en los campos de refugiados. Los niños y niñas saharauis también se sientan en la mesa y se produce un intercambio de preguntas entre andaluces y saharauis acerca de sus vidas y experiencia en Auserd. Nuestros periodistas imaginaban una vida más dura y condiciones más precarias en los campamentos, los saharauis agradecen el cariño, la alegría y los bailes con los que los hemos deleitado. Los andaluces entienden que no es necesario tener tantas cosas para ser felices y que, con poco, se puede hacer mucho. Los saharauis explican la vida después del colegio y sus aspiraciones vitales para convertirse en abogados, maestras o médicos. Esa simbiosis de sentimientos, denota una conexión y complicidad más allá del lenguaje. Los niños y niñas se

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Diario de viaje a los campamentos saharauis. Día 2.

Por Álvaro García, maestro del CEIP Juan Carlos I (El Viso del Alcor). Fotografías de Paula Álvarez, Salec Hosein y el resto del equipo de Periodistas Escolares del Colegio Ágora (Palomares del Río). El descanso resultó reparador. El segundo día comienza con energía renovada multiplicado con un desayuno a base de pan, leche y café. Pero lo primero siempre, después del rezo matinal, es el delicioso té saharaui que prepara Nafi, nuestro risueño anfitrión saharaui. En cada casa lo primero siempre es el té. Los campos de refugiados se despiertan silenciosos. Recogemos las mantas con las que hemos dormido en el suelo y salimos para las Madrazas en el minibús que nos lleva a los distintos lugares previstos en el programa. Apenas pasan las 10 h cuando llegamos a la escuela Abaidi-Ahchid. Es semana de exámenes y los niños y niñas saharauis están en las aulas. El colegio se divide en varios edificios alargados alrededor de un patio de arena presidido por la bandera saharaui. Nos sorprenden las aulas equipadas con sillas y pupitres, pizarras blancas y algún material escolar. Nuestra llegada levanta un revuelo inusual en la escuela. Mientras nos recibe el director, los chicos y chicas se asoman a las ventanas, al patio o a los pasillos abovedados para ver a los niños y niñas andaluces. El director pone toda la escuela a nuestra disposición y nos recibe en su despacho con la protocolaria seriedad y, a la vez, amabilidad que acompaña los actos de envergadura. Pero lo que todos estamos deseando es que no se demore más el protocolo y que podamos entrar en las clases. Los ojos de los saharauiyos y las saharauiyas brillan de curiosidad. Timidez en su tez y sonrisas nerviosas. Imagino que se preguntarán qué traemos, qué vamos a hacer aquí. Se respira la ilusión y la prudencia. Carmen, nuestra coordinadora, pronto cambia la seriedad de los exámenes por la alegría de los juegos y los bailes. A las presentaciones lúdicas les siguen bailes y actividades compartidas donde nuestros periodistas escolares empiezan a mezclarse con los niños y niñas saharauis. En ellos, como en los nuestros, se vislumbra el deseo de comunicarse, de congeniar, de saber más de la vida de los otros. No es fácil comunicarse por medio de 4 frases aprendidas en clase de español. Pero la inocencia que da la infancia y la energía que los niños y niñas desprenden convierten el encuentro en una fiesta. No hay idioma más fácil de entender que la lengua de las sonrisas. La directora de la madraza Zagru-Abderraman nos abre igualmente las puertas de su escuela y pone todo a nuestra disposición. Primero, durante el recreo, nos recibe en su despacho y nos invita a magdalenas y zumos. Los chicos y chicas del cole nos han visto entrar y se escucha un revuelo, imagino que inusual, en el patio. Nuestros periodistas escolares tampoco aguantan la curiosidad y se asoman a un patio lleno de niños y niñas de 1.º a 5.º grado. Las niñas bien peinadas, las mayores con un pañuelo que les cubre el pelo, las otras bien peinadas. Los niños más revueltos, menos tímidos, corretean y juegan a nuestro alrededor. La ropa, variada. Aunque hace calor llevan, la mayoría, manga larga. Es otoño en Auserd y las mañanas ya no son tan cálidas. Algunos llevan una especie de guardapolvo sobre la ropa a modo de uniforme, pero sin mangas. Ellas rosa, ellos azul. En la escuela Zagru-Abderaman, más juegos, más risas, más bailes. Toufi, Salek y Marien, los adultos que acompañan a los 3 grupos en que nos hemos dividido, nos ayudan con la traducción y nos dan algunas indicaciones necesarias. Macarena y Belén, las madres que nos acompañan, parecen 2 periodistas escolares más. El viaje les está devolviendo un poco a la infancia y está despertando en ellas esa ternura que solo sienten las madres. Ver a sus hijos sumergiéndose en la solidaridad, la ayuda y la justicia debe ser un orgullo difícil de describir. Antes de la comida, nos da tiempo de visitar el mercado. Marien y Salek nos acompañan por unas calles arenosas en las que se agolpan construcciones apenas separadas por unos metros decoradas con pintura, algunas con carteles con luces y otras con puertas de aluminio blanco. El mercado responde algunas de nuestras preguntas. Cómo en un lugar tan inhóspito se pueden conseguir las cosas suficientes para vivir y prosperar cómodamente. Delante de los comercios se almacena la esponja para hacer los cómodos sofás de las casas, el relleno de los cojines, el tejido para las alfombras, los materiales de construcción, la madera o el metal. Los comercios tienen de todo: alimentos, telefonía, ropa, material de limpieza… Las precarias construcciones de ladrillo esconden locales limpios, con azulejos y cristales, vitrinas cargadas de cosas y cajas registradoras. Como ya es costumbre el almuerzo es un momento de distensión y descanso. Nuestros anfitriones ponen sus mejores viandas y vacían sus despensas para nosotros. Nos arremolinamos en la sala de estar, sentados en el suelo, alrededor de 2 mesas redondas. El momento de la comida es un lugar de encuentro. Un espacio donde el tiempo se detiene y que nos enseña que las cosas importantes de la vida no se compran con dinero. Los saharauis, atraídos por nuestra presencia, se acercan desde otras casas para sentarse a conversar con nosotros. La mayoría de los jóvenes habla un español correcto, aunque entienden más que pueden expresar. Las actividades de la tarde son para sellar los hermanamientos entre el CEIP Ágora de Palomares del Río y la Madraza Abaidi-Ahchid y el CEIP Juan Carlos I de El Viso del Alcor y la Madraza Zagru-Abderaman. El acto reúne a una parte del alumnado de ambos centros que nos esperan sentados a la sombra que da el edificio de la juventud, en el que ya nos recibieron ayer. Antes de la entrada, Paula y Carmen dinamizan algunos juegos planificados a última hora: el pollito inglés, la zapatilla por detrás y el pañuelo.

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Diario de viaje a los campamentos saharauis. Día 1

Por Álvaro García, maestro del CEIP Juan Carlos I, El Viso del Alcor. El viaje comenzó con ganas. Tras un largo periplo de bus, aeropuerto, avión y aduanas, llegamos a Tinduf. Las chicas y los chicos de Periodistas Escolares, que no se conocían, no paran de reír y de inventar juegos. Las dos universitarias que vienen con nosotros les han cautivado. Nervios, emoción y, una vez más, toneladas de solidaridad y amor guardados en cajas, cuidadosamente embaladas. 7 de la mañana. El amanecer nos pilla en el pequeño y lúgubre aeropuerto de Tinduf. Una caravana de todoterrenos y minibuses nos recoge y nos lleva a Auserd vía El Aiun. El paisaje es inhóspito. Un horizonte de arena anaranjada salpicada de toneladas de plástico dibuja un paisaje sobrecogedor. Atravesar El Aiun nos da idea de lo duro de vivir en los campos de refugiados. Desde el bus se ven las casas de Adobe, techadas con chapas, que conviven con haimas ancladas a la arena del desierto, nuevas construcciones de ladrillo o cemento y comercios que se distinguen por sus fachadas pintadas con las marcas comerciales. Entre casa y casa, corrales hechos de chapa, chatarra y palos para recoger a las cabras y a algunos camellos que se ven en el desierto. Nos han instalado en 3 haimas cercanas, separadas apenas por unos 100 metros. Las paredes de ladrillo encierran una estancia alicatada y alfombrada. Mucho más cómodo de lo que se puede imaginar. 2 de ellas tienen baño interior. Las 3 cuentan con cocina, electricidad y agua corriente. 1 de ellas tiene wifi. ¡Cuántas cosas han cambiado en los campamentos saharauis! Nos reciben familias con toda su hospitalidad. Tienen curiosidad y ganas, pero sienten un extraño rubor y prudencia. Nos dan todo desde el minuto 1. Mana, la mujer de la casa, de apenas 30 años, nos ofrece un desayuno a base de leche, café, pan, mantequilla y dátiles. Una delicia después de toda la noche sin dormir y el cansancio acumulado. Hoy nos han recibido el gobernador de Auserd y las alcaldesas de las 6 dairas en un salón gigante para reuniones equipado con sillas, alfombrado y con aire acondicionado. A nosotros y a las distintas expediciones sociales y políticas, a las asociaciones de mujeres y a los movimientos de solidaridad que viajaban con nosotros. Los testimonios locales y, también los de los visitantes son sobrecogedores. Roberto y Carmen, nuestros chicos, entregan al gobernador las misivas institucionales de los Ayuntamientos de Mairena y El Viso y agradecen el recibimiento y la hospitalidad Después de una pequeña siesta, el almuerzo. Arroz con dátiles, pollo y fruta. Por la tarde vamos a conocer a los niños y niñas del programa Periodistas Escolares de aquí. Nos esperan ansiosos, nerviosos juntos Salek, el chico que ha organizado la radio y que ha trabajado con ellos los podcast que han producido. Nos vemos en una escuela de chicas. La escuela es bonita, pintada con colores y algunos símbolos. Con una nave central a modo de sala de reuniones y espacio para convivir desde donde se accede a las distintas aulas equipadas con sillas, pupitres y pizarras. Se ven algunos ordenadores. Hacemos juegos de presentación, saludos, cosas para romper el hielo y establecer un vínculo de confianza. Aunque nuestros chicos y chicas están cansados, surge un ambiente de alegría que continúa con juegos y bailes y da lugar a risas y abrazos. Esto, la comunicación real, el amor de los niños, la generosidad y la entrega, son el aprendizaje más valioso que se puede dar en la vida. Fatimatu, Yashim, Sigdagmeh, Marien… ya son de los nuestros y mañana trabajaremos con ellos en la escuela. Hoy terminamos con caramelos y dulces. Hasta mañana. Unas charlas tendidos en la arena junto al té, un paseo entre las haimas, el encuentro con un grupo de niños que juegan descalzos en la arena y un cielo estrellado nos despiden. Nos vamos a la cama rendidos. Preparamos las mantas que nos han dejado. Hoy dormiremos en el suelo, pero con todas las comodidades de que disponen y con el descubrimiento de un nuevo continente, un nuevo país, pero, sobre todo, un nuevo pueblo hermano. Visita nuestro Vblog en TikTok en @periodistas_escolares: https://vm.tiktok.com/ZMFyXuLq8/ Vente a las Jornadas Refugio el día 1 de diciembre en el Viso del Alcor. ¡Te contaremos todo lo que hemos vivido en este viaje!

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